
Vivimos en una época en la que hablar de peso corporal todavía genera juicios superficiales. Muchos piensan que alguien con sobrepeso simplemente “debería comer menos” o “hacer más ejercicio”. Incluso se suele creer que la obesidad es una cuestión de estética, de imagen, o de encajar en ciertos estándares sociales.
Nada más lejos de la realidad.
Soy Felipe Bernal, cirujano bariátrico, y en mi práctica diaria he visto cómo esta percepción errónea no solo estigmatiza, sino que también retrasa diagnósticos, empeora pronósticos y aleja a los pacientes del tratamiento adecuado. Porque sí, la obesidad es una enfermedad. Una condición crónica, progresiva y multisistémica que afecta seriamente la salud y calidad de vida de millones de personas en el mundo.
No es una opinión. Es un hecho médico.
La Organización Mundial de la Salud la reconoce como una de las principales epidemias del siglo XXI. No se trata únicamente de tener kilos de más. Se trata de una acumulación excesiva de grasa corporal que provoca inflamación constante en el organismo, altera funciones vitales y se asocia a enfermedades tan graves como la diabetes tipo 2, la hipertensión, ciertos tipos de cáncer, problemas osteomusculares, infertilidad, apnea del sueño, entre muchas otras.
Si alguna vez te has sentido frustrado por tu peso, incomprendido por tu entorno o has probado soluciones sin éxito, te invito a seguir leyendo. Este contenido no es solo informativo. Es una guía para cambiar tu vida desde el conocimiento y el acompañamiento profesional.
Tabla de contenido
Obesidad: una epidemia mal entendida
Cuando hablamos de epidemias globales, solemos pensar en virus, infecciones o enfermedades altamente contagiosas. Sin embargo, pocas personas son conscientes de que la obesidad ha alcanzado proporciones alarmantes que la convierten en una de las principales crisis de salud pública del siglo XXI.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 1.000 millones de personas en el mundo viven con obesidad, y esta cifra incluye a adultos, adolescentes e incluso niños. En Colombia, los datos también son preocupantes: cerca del 56 % de los adultos tienen exceso de peso, y alrededor del 20 % ya vive con obesidad. Lo más grave es que estos números siguen en aumento, especialmente entre los jóvenes.
Y, aun así, seguimos sin tomarla en serio.
¿Por qué ocurre esto? Porque la obesidad se sigue viendo, en gran parte de la sociedad, como un tema relacionado exclusivamente con la estética corporal. La cultura, la moda y los medios han reforzado por años la idea de que “estar delgado es estar sano”, y que el exceso de peso solo debe corregirse por razones visuales o sociales. Incluso hay quienes piensan que el que tiene obesidad es “culpable” de su estado, por falta de voluntad o disciplina.
Esta visión es no solo injusta, sino médicamente equivocada.
La obesidad es una enfermedad crónica y compleja. No se trata únicamente de lo que comemos o cuánto nos movemos. Se trata de múltiples factores: genéticos, hormonales, emocionales, metabólicos y también sociales. Cuando no la reconocemos como lo que realmente es, se cometen errores graves:
- Se busca bajar de peso por razones superficiales, sin tratar el fondo del problema.
- Se acude a soluciones temporales como dietas extremas, productos milagrosos o cirugías estéticas inadecuadas.
- Se ignora el daño progresivo que esta enfermedad está causando silenciosamente en órganos y sistemas vitales.
Desde mi experiencia como cirujano bariátrico, he visto cómo este desconocimiento retrasa el inicio del tratamiento y genera mucho sufrimiento innecesario en los pacientes. Personas que llevan años luchando contra su cuerpo sin entender que no están peleando contra “el espejo”, sino contra una enfermedad real que necesita un enfoque clínico y multidisciplinario.
Es urgente replantear la forma en que entendemos el exceso de peso. No podemos seguir abordando la obesidad como un tema estético. Debemos verla por lo que es: una enfermedad que requiere atención médica especializada, evaluación integral y un acompañamiento personalizado para lograr resultados reales y sostenibles.
¿Qué es realmente la obesidad?

Durante años, se ha confundido el término “obesidad” con conceptos vagos como “tener sobrepeso”, “estar gordo” o simplemente “pesar más de lo normal”. Esta visión no solo es errada, sino peligrosa. Como cirujano bariátrico, he aprendido que, para tratar adecuadamente a una persona con obesidad, primero hay que entender qué es, desde el punto de vista médico, esta condición.
Obesidad no es peso: es grasa corporal acumulada
La obesidad es una enfermedad crónica, caracterizada por un exceso anormal o excesivo de grasa corporal, especialmente grasa visceral, aquella que se acumula en el interior del abdomen, rodeando órganos vitales como el hígado, el páncreas y los intestinos.
Es importante resaltar que no es lo mismo sobrepeso que obesidad. El sobrepeso implica un aumento del peso corporal total, que puede incluir músculo, hueso, grasa o agua. En cambio, la obesidad se refiere exclusivamente al exceso de tejido adiposo que altera el equilibrio metabólico del cuerpo.
Esta grasa, lejos de ser un simple “almacén de energía”, se comporta como un órgano endocrino activo, liberando sustancias inflamatorias y hormonas que interfieren con el funcionamiento normal del organismo.
Estado pro-inflamatorio crónico: el verdadero peligro
Lo que muchas personas no saben —y lo que pocas veces se explica— es que el exceso de grasa genera un estado pro-inflamatorio crónico. En términos simples, es como si el cuerpo estuviera permanentemente luchando contra una infección invisible.
Este proceso inflamatorio silencioso produce una cascada de efectos negativos que afectan múltiples sistemas del cuerpo:
- Sistema cardiovascular: aumento de la presión arterial, rigidez de las arterias, mayor riesgo de infarto y enfermedades del corazón.
- Sistema endocrino y metabólico: resistencia a la insulina, desequilibrio hormonal, desarrollo de diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
- Sistema osteomuscular: degeneración de articulaciones, fatiga crónica, dolor lumbar y movilidad reducida.
- Sistema reproductivo: disfunción ovárica en mujeres, alteración hormonal en hombres, y en muchos casos, infertilidad.
- Sistema inmunológico: el cuerpo se desgasta al intentar defenderse, lo que puede dejarlo vulnerable a otras enfermedades.
- Sistema oncológico: sí, la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar cáncer, especialmente en órganos hormono dependientes como el colon, las mamas, el endometrio y el páncreas.
Todo esto ocurre, aunque por fuera la persona pueda lucir simplemente “con algunos kilos de más”. Y es por eso por lo que subrayo con firmeza: la obesidad es mucho más que un tema de peso o imagen corporal.
¿Una persona obesa puede estar sana?
Esta es una pregunta frecuente que recibo en consulta, y mi respuesta es siempre matizada. No todas las personas con obesidad tienen complicaciones inmediatas, pero el riesgo está presente. Existen individuos con obesidad que, al momento de ser evaluados, tienen valores metabólicos normales. Sin embargo, las estadísticas muestran que, con el tiempo, el 80 % de las personas con obesidad desarrollarán al menos una enfermedad asociada.
De igual forma, hay personas con un “peso normal” según el IMC que, al ser evaluadas con pruebas más completas como la medición de composición corporal, presentan una alta cantidad de grasa visceral, lo que las convierte en metabólicamente obesas, aun sin parecerlo.
Esto demuestra que el peso por sí solo no es un indicador de salud. Lo verdaderamente importante es analizar cómo está distribuida la grasa, cómo responde el cuerpo a los alimentos, cuál es el nivel de inflamación interna, y qué tanto está afectando a los órganos.
Diagnóstico más allá del IMC
El Índice de Masa Corporal (IMC) ha sido usado durante décadas como herramienta para clasificar a los pacientes. Sin embargo, tiene limitaciones importantes. No diferencia entre grasa y músculo, ni evalúa dónde se encuentra la grasa acumulada.
Por eso, en mi práctica médica, utilizamos estudios de composición corporal, que nos permiten obtener un panorama mucho más claro y personalizado. Evaluamos masa muscular, grasa corporal total y grasa visceral, porcentaje de agua, entre otros indicadores que nos dicen realmente cómo está funcionando el cuerpo del paciente.
Este análisis nos permite tomar decisiones más precisas, y diseñar un plan de tratamiento ajustado a las necesidades reales de cada persona. Porque cada paciente es único, y no merece soluciones genéricas.
La obesidad es una enfermedad sistémica, inflamatoria, progresiva y con múltiples consecuencias en la salud general. No se trata solo de “bajar de peso”, sino de mejorar la salud metabólica del paciente y reducir los riesgos asociados a esta acumulación de grasa nociva.
Mientras sigamos asociando la obesidad únicamente con el aspecto físico, seguiremos perdiendo tiempo valioso para intervenirla de forma efectiva. Y créeme: cuando se aborda desde la medicina, con criterio y compromiso, es posible revertir muchos de sus efectos y devolverle calidad de vida a las personas.

Un diálogo entre especialistas: obesidad y tratamiento integral
Hablar de obesidad desde una sola especialidad es quedarse corto. Por eso, tuve el gusto de compartir una entrevista con el Dr. Juan Sanabria, cirujano plástico reconstructivo, en la que abordamos la obesidad desde dos perspectivas complementarias: la metabólica y la reconstructiva.
A continuación, te comparto los principales puntos que abordamos en esta conversación médica pensada para pacientes que buscan respuestas claras.
¿Por qué la cirugía plástica no es la solución inicial?
Uno de los temas más importantes del video fue explicar que la cirugía plástica no trata la obesidad. Muchos pacientes llegan pensando que una liposucción solucionará su problema, cuando en realidad necesitan primero un tratamiento metabólico integral. La obesidad afecta órganos, metabolismo y funciones vitales, y eso no se corrige con procedimientos estéticos.
Cirugía bariátrica primero, reconstrucción después
En el video también hablamos sobre el orden correcto del tratamiento. En casos de obesidad, la cirugía plástica debe venir después de lograr una pérdida de peso saludable y sostenida. Solo así garantizamos resultados seguros y duraderos. La cirugía reconstructiva postbariátrica cumple un rol importante, pero debe hacerse en el momento adecuado.
La importancia de una valoración médica seria
Ambos coincidimos en que la clave está en una valoración médica completa, donde se evalúe la composición corporal, las enfermedades asociadas y el estado emocional del paciente. Ningún tratamiento debe tomarse a la ligera, mucho menos uno que involucre cirugía.
Una guía útil para tomar decisiones informadas
Este video es una herramienta educativa para quienes están considerando iniciar su proceso. Si deseas conocer más sobre cómo abordamos la obesidad de forma segura, con criterio médico y pensando en tu bienestar integral, te invito a ver la entrevista completa. Puede ayudarte a entender el camino que debes seguir y a tomar decisiones desde el conocimiento y no desde el afán.
Por qué NO se soluciona con cirugía estética
Uno de los errores más frecuentes que veo en mi consulta ocurre cuando los pacientes llegan buscando una solución rápida para su obesidad a través de una cirugía estética, especialmente lipoescultura o abdominoplastia. Aunque entiendo el deseo legítimo de mejorar la apariencia corporal, debo ser claro: la obesidad no se soluciona con procedimientos estéticos.
Grasa visceral vs. grasa subcutánea: la diferencia que lo cambia todo
Existen dos tipos de grasa principales en el cuerpo:
- Grasa subcutánea: es la que se encuentra justo debajo de la piel. Es la que se puede “pellizcar”, y es la que se elimina en procedimientos como la liposucción.
- Grasa visceral: es la que rodea los órganos internos, como el hígado, el páncreas, los intestinos y el corazón. Esta grasa no se ve, no se puede “tocar”, pero es la más peligrosa.
La grasa visceral es metabólicamente activa y está directamente relacionada con enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión, el hígado graso y ciertos tipos de cáncer. También es la responsable del estado inflamatorio crónico que mencionamos anteriormente.
Y aquí es donde está el punto crucial: las cirugías estéticas no acceden a la grasa visceral. No pueden eliminarla porque esta grasa está adherida a órganos vitales, y tratar de extraerla sería médicamente inviable y sumamente riesgoso.
¿Por qué no es suficiente una liposucción?
A menudo me encuentro con pacientes que han invertido en procedimientos estéticos pensando que con eso resolverían su problema de salud. Sin embargo, tiempo después regresan con los mismos síntomas o incluso con enfermedades que han progresado. Esto sucede porque se trató el “envase” del cuerpo, pero no el problema interno.
Una lipoescultura puede mejorar el contorno corporal, pero no mejora la salud metabólica, no regula la glucosa, no reduce la inflamación interna, y no trata enfermedades asociadas a la obesidad. En otras palabras, puede mejorar cómo te ves, pero no cómo funciona tu cuerpo.
La seguridad del paciente es siempre la prioridad
Quiero dejar algo muy claro: la cirugía plástica tiene un lugar importante en el proceso, pero debe realizarse en el momento adecuado. Una persona con obesidad moderada o severa no debería someterse a una cirugía estética sin antes haber controlado los riesgos metabólicos que representa su estado de salud.
He trabajado de la mano con cirujanos plásticos en muchos casos, y sabemos que el mejor momento para una intervención estética es después de haber logrado una pérdida de peso significativa, con estabilidad metabólica y evaluación médica completa. Solo así garantizamos resultados seguros y duraderos.
Si tu problema es obesidad, necesitas un tratamiento médico, no solo estético. Lo ideal es tratar primero la causa, recuperar el equilibrio interno del cuerpo, y luego —si es necesario y seguro— considerar procedimientos reconstructivos para mejorar la forma corporal.
Este es el camino que seguimos con nuestros pacientes. Y es el que realmente transforma vidas.
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La obesidad como enfermedad metabólica: visión moderna
Durante muchos años, la obesidad fue abordada como un problema de exceso de peso, sin mayor análisis. Sin embargo, los avances en la medicina metabólica han transformado por completo nuestra forma de entender y tratar esta enfermedad.
De “cirugía bariátrica” a “cirugía metabólica”

Lo que tradicionalmente se conocía como cirugía bariátrica —procedimientos quirúrgicos para reducir el tamaño del estómago y limitar la absorción de alimentos—, hoy ha evolucionado hacia un concepto más amplio: la cirugía metabólica.
¿Por qué este cambio de nombre? Porque estos procedimientos no solo ayudan a perder peso, sino que tienen un impacto directo en el metabolismo del paciente. En muchos casos, incluso antes de que se logre una pérdida de peso significativa, ya se observa una mejora en enfermedades como la diabetes tipo 2 o la hipertensión arterial.
Esto ocurre porque la cirugía no solo cambia el tamaño del estómago, sino que también modifica la secreción de hormonas intestinales que regulan el apetito, el azúcar en la sangre, el metabolismo de las grasas, y la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Hormonas, azúcar en la sangre y sistema inmunológico: todo está conectado
Uno de los descubrimientos más importantes en los últimos años es el papel de las hormonas intestinales como la grelina, la leptina y el GLP-1, que influyen directamente en la sensación de saciedad, el control del apetito y la regulación de la glucosa.
Cuando se realiza una cirugía metabólica como la manga gástrica o el bypass gástrico, se observa un cambio inmediato en estos niveles hormonales. Los pacientes experimentan menos hambre, mayor saciedad y un control más eficiente de la glucosa en sangre. En muchos casos, esto permite disminuir o eliminar medicamentos para la diabetes o la hipertensión en cuestión de semanas.
Además, al reducir el exceso de grasa visceral, se disminuye la inflamación sistémica, lo cual mejora el funcionamiento del sistema inmunológico y disminuye el riesgo de enfermedades crónicas a largo plazo.
Enfermedades asociadas: la obesidad no llega sola
La obesidad es una enfermedad que casi nunca aparece sola. Generalmente viene acompañada de comorbilidades, es decir, otras enfermedades asociadas que la agravan. Las más frecuentes incluyen:
- Diabetes tipo 2
- Hipertensión arterial
- Apnea del sueño
- Enfermedad del hígado graso
- Hipercolesterolemia
- Síndrome de ovario poliquístico (SOP)
- Problemas articulares
- Depresión y ansiedad
Al tratar la obesidad desde una perspectiva metabólica, no solo se busca perder peso, sino controlar o revertir muchas de estas enfermedades. Es por eso que la cirugía metabólica se considera hoy en día un tratamiento de impacto integral para mejorar la salud y la calidad de vida del paciente.
Cambiar el metabolismo, no solo el cuerpo
Cuando un paciente se somete a cirugía metabólica, no está simplemente “bajando de talla”. Está reprogramando su metabolismo, cambiando su relación con los alimentos, su forma de procesar la energía y su capacidad de mantener un peso saludable en el tiempo.
Esto es lo que hace tan poderosa esta intervención cuando se combina con un enfoque multidisciplinario. No se trata de una solución mágica, pero sí de una herramienta médica altamente efectiva para pacientes con obesidad que no han tenido éxito con métodos convencionales.
Hoy, gracias al conocimiento científico, sabemos que tratar la obesidad es mucho más que bajar de peso. Se trata de restablecer el equilibrio del cuerpo a nivel hormonal, inmunológico y metabólico.
Y como cirujano especializado en este tipo de procedimientos, puedo afirmar con seguridad que la cirugía metabólica representa uno de los avances más importantes en el tratamiento integral de la obesidad.
¿Tienes dudas sobre cómo funciona la Cirugía Bariátrica?
Si es así, no dudes en contactarnos, resolveremos tus dudas.
Evaluación médica: la obesidad se trata con ciencia, no con estética
Una de las principales diferencias entre un enfoque médico serio y las soluciones comerciales que abundan en internet, es la forma en la que evaluamos al paciente. En mi práctica como cirujano bariátrico, insisto siempre en que la obesidad debe tratarse con evidencia científica, no con percepciones visuales ni fórmulas genéricas.
El IMC: útil, pero insuficiente
Durante décadas, el Índice de Masa Corporal (IMC) ha sido el método estándar para clasificar el grado de obesidad de una persona. Es una fórmula simple que relaciona el peso con la estatura. Sin embargo, el IMC no distingue entre grasa y músculo, ni tampoco nos dice dónde está localizada esa grasa. Por eso, aunque sigue siendo una referencia inicial, hoy sabemos que no es suficiente para diagnosticar ni tratar adecuadamente la obesidad.
He visto pacientes con un IMC elevado, pero con alta masa muscular y buena salud metabólica. Y también he visto personas con IMC “normal” que tienen gran cantidad de grasa visceral, aquella que representa el verdadero riesgo para la salud.
Composición corporal: mirar más allá del peso
Por esta razón, en cada primera consulta con mis pacientes realizamos un análisis de composición corporal. Esta herramienta médica nos permite obtener una visión completa de cómo está distribuido el peso del paciente, diferenciando entre:
- Grasa corporal total
- Grasa visceral (la más peligrosa)
- Masa muscular
- Porcentaje de agua corporal
- Metabolismo basal
Con esta información, podemos diseñar un plan de tratamiento personalizado, seguro y eficaz. Este enfoque clínico nos aleja de la medicina tradicional basada solo en números generales, y nos acerca a una medicina de precisión que tiene en cuenta la realidad única de cada paciente.
Evaluación clínica y funcional: cada paciente tiene su historia
Más allá de los números, también debemos mirar al ser humano detrás del diagnóstico. En mi consulta, dedico el tiempo necesario para entender el contexto emocional, social y médico de cada persona:
- ¿Qué enfermedades tiene actualmente?
- ¿Qué intentos previos ha hecho para bajar de peso?
- ¿Cómo es su entorno familiar y laboral?
- ¿Qué tipo de relación tiene con la comida?
- ¿Existen factores hormonales o psiquiátricos involucrados?
Estas preguntas nos permiten comprender qué factores están contribuyendo a la obesidad, y cómo abordarlos de manera integral. Porque no se trata de imponer un tratamiento, sino de construirlo junto al paciente.
Nada de recetas genéricas: tratamientos hechos a la medida
La obesidad no se trata con planes estándar ni con cirugías por protocolo. Lo que funciona para una persona, puede no ser adecuado para otra. Por eso, en nuestra práctica evitamos las soluciones genéricas, y optamos por un enfoque individualizado, que puede incluir:
- Tratamiento médico no quirúrgico (cuando es viable)
- Cirugía metabólica (cuando está indicada)
- Acompañamiento psicológico y nutricional
- Intervención física o rehabilitación funcional
Solo así garantizamos una atención responsable, ética y realmente efectiva.

El tratamiento efectivo de la obesidad es integral
Cuando una persona decide iniciar un tratamiento para la obesidad, lo más común es que piense en bajar de peso. Sin embargo, si hay algo que repito constantemente en mi consulta es que perder peso no es lo mismo que tratar la obesidad.
La cirugía es una herramienta, no una solución mágica
Si bien la cirugía metabólica es una de las herramientas más eficaces que tenemos para combatir la obesidad y sus enfermedades asociadas, no es una solución mágica ni automática. El éxito del tratamiento depende, en gran parte, de la disposición del paciente para hacer un cambio profundo en su estilo de vida.
Por eso, el abordaje que ofrecemos está diseñado como un proceso integral que involucra varias áreas del bienestar, y no solo la intervención quirúrgica.
Nutrición, psicología, ejercicio físico y educación: el corazón del cambio
El tratamiento integral de la obesidad incluye cuatro pilares fundamentales que acompañan al paciente antes, durante y después del procedimiento quirúrgico:
Nutrición especializada
Un plan alimenticio personalizado, basado en las necesidades metabólicas y en el tipo de cirugía realizada. Se busca no solo perder peso, sino reeducar los hábitos alimenticios para que el cambio sea sostenible.
Psicología y salud mental
La relación con la comida muchas veces tiene raíces emocionales. Contar con el apoyo de un profesional en salud mental es clave para entender los comportamientos alimentarios, reducir la ansiedad y evitar recaídas.La relación con la comida muchas veces tiene raíces emocionales. Contar con el apoyo de un profesional en salud mental es clave para entender los comportamientos alimentarios, reducir la ansiedad y evitar recaídas.
Ejercicio físico adaptado
No se trata de imponer rutinas agresivas, sino de incorporar actividad física funcional, segura y progresiva. Esto no solo mejora la pérdida de peso, sino que preserva y aumenta la masa muscular, un factor esencial para mantener el metabolismo activo.
Educación y acompañamiento
Entender cómo funciona el cuerpo, cómo actuar ante los retos del día a día, y cómo mantener la motivación son claves en este proceso. Nuestro equipo brinda herramientas prácticas, guías y seguimiento constante.
¿Qué pasa después de la cirugía?
Muchos pacientes creen que, después de operarse, “el trabajo ya está hecho”. Pero lo cierto es que el verdadero proceso comienza después de la cirugía. Es en esta etapa donde más apoyo y compromiso se necesita:
- Adaptación progresiva a la nueva alimentación
- Monitoreo médico regular para evitar deficiencias nutricionales
- Terapia psicológica para consolidar el cambio de hábitos
- Evaluación continua de la composición corporal
- Preparación, en algunos casos, para cirugía reconstructiva posterior
En este camino, no estás solo. Todo el equipo que lidero trabaja contigo a largo plazo para ayudarte a lograr y mantener tus metas de salud.
Resultados reales, sostenibles y seguros
Cuando el tratamiento se realiza de forma integral, los resultados van mucho más allá de un cambio estético:
- Se controlan enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión o la apnea del sueño.
- Se reduce el riesgo cardiovascular y oncológico.
- Se mejora significativamente la movilidad, la fertilidad, el estado emocional y la calidad de vida.
Además, los pacientes que siguen un enfoque integral tienen menos riesgo de recuperar el peso perdido, y desarrollan una nueva relación con su cuerpo, con la comida y con su salud.
La obesidad no se cura con atajos. Requiere un proceso estructurado, acompañado y profesional. La cirugía metabólica es una herramienta poderosa, pero solo funciona de verdad cuando se convierte en parte de un tratamiento integral y comprometido.
Si estás buscando una solución real para tu salud, lo primero que necesitas es un equipo médico que te vea como un ser humano completo, no como un número en la báscula.
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¿Por qué elegir al Dr. Felipe Bernal para tratar la obesidad?
Cada paciente que llega a mi consulta recibe una atención personalizada, donde no solo evaluamos su condición médica, sino también su historia, sus motivaciones y sus miedos. Mi enfoque une el conocimiento médico-científico con una escucha cercana y respetuosa, porque sé que cada historia es única.
Soy especialista en cirugía metabólica y robótica, con énfasis en técnicas mínimamente invasivas como la cirugía con tres incisiones, que permiten una recuperación más rápida y menos dolorosa. Pero más allá de la técnica, lo que guía mi trabajo es el compromiso con la seguridad, la salud y el bienestar de quienes confían en mí.

Preguntas frecuentes sobre obesidad y cirugía bariátrica
1. ¿Cómo saber si mi obesidad es un problema de salud o solo de peso?
La mejor forma de saberlo es a través de una evaluación médica completa, que va más allá del peso en la balanza. La obesidad no se define únicamente por el exceso de kilos, sino por la acumulación de grasa corporal —especialmente visceral— que afecta el funcionamiento del cuerpo. En consulta, realizamos un análisis de composición corporal, evaluamos tus antecedentes, enfermedades asociadas y cómo esta condición está impactando tu salud en general. Si hay síntomas como fatiga, dificultad para dormir, hipertensión, prediabetes, dolor articular o cambios en la fertilidad, probablemente estamos frente a una condición médica y no solo estética.
2. ¿Cuál es la diferencia entre la obesidad y el sobrepeso?
Aunque a menudo se usan como sinónimos, no significan lo mismo. El sobrepeso es un estado previo a la obesidad, en el cual hay un exceso de peso en relación con la estatura, pero no necesariamente un impacto profundo en la salud metabólica. En cambio, la obesidad es una enfermedad crónica, caracterizada por un exceso de grasa que genera inflamación interna y aumenta el riesgo de múltiples enfermedades como diabetes, hipertensión y apnea del sueño. La obesidad requiere intervención médica integral, mientras que el sobrepeso puede, en algunos casos, ser manejado con cambios en el estilo de vida bajo supervisión.
3. ¿La obesidad se puede tratar solo con ejercicio y dieta?
En algunos casos, especialmente cuando se detecta en fases tempranas, los cambios en el estilo de vida pueden ser suficientes. Sin embargo, cuando hablamos de obesidad establecida, con años de evolución o enfermedades asociadas, el cuerpo ya presenta alteraciones hormonales y metabólicas que hacen muy difícil lograr una pérdida de peso sostenida solo con dieta y ejercicio. Por eso, en muchos casos se necesita una intervención médica o quirúrgica, que restablezca el equilibrio interno y facilite el proceso. La obesidad no es falta de voluntad; es una enfermedad que necesita tratamiento.
4. ¿En qué consiste la cirugía metabólica y cómo funciona?
La cirugía metabólica es un conjunto de procedimientos quirúrgicos que modifican el sistema digestivo para tratar la obesidad y mejorar enfermedades asociadas. A diferencia de la cirugía estética, su objetivo principal es restaurar el equilibrio hormonal y metabólico del cuerpo. Técnicas como la manga gástrica o el bypass gástrico permiten reducir la cantidad de alimentos ingeridos y mejorar la respuesta del cuerpo a la insulina, regulando el azúcar en sangre y disminuyendo la inflamación. Además de facilitar la pérdida de peso, estas cirugías han demostrado beneficios directos en la remisión de enfermedades como la diabetes tipo 2, hipertensión arterial y apnea del sueño.
5. ¿Qué tipo de pacientes pueden acceder a una cirugía metabólica?
No todas las personas con exceso de peso son candidatas a cirugía, y por eso es fundamental una valoración médica individualizada. Generalmente, la cirugía se indica en pacientes con obesidad grado II o III, o en quienes tienen enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión, apnea del sueño, infertilidad o problemas articulares. También se considera el historial de intentos fallidos con otros métodos, el estado emocional del paciente y su disposición a comprometerse con un proceso de cambio. En nuestra consulta, realizamos un diagnóstico integral para determinar si la cirugía es adecuada, y cuál sería la técnica más segura y efectiva para cada caso.
6. ¿La obesidad se puede curar con una sola cirugía?
No. Aunque la cirugía metabólica es una herramienta altamente efectiva, no es una cura mágica ni un procedimiento aislado. Lo que hace la cirugía es facilitar el proceso de pérdida de peso, mejorar la respuesta hormonal y permitir que el cuerpo vuelva a un estado metabólicamente saludable. Sin embargo, el verdadero éxito depende del compromiso del paciente con el tratamiento integral, que incluye alimentación saludable, actividad física, apoyo psicológico y seguimiento médico. Es un proceso de transformación a largo plazo, y la cirugía es solo una parte del camino.
7. ¿Qué riesgos tiene la cirugía para tratar la obesidad?
Como cualquier procedimiento quirúrgico, la cirugía metabólica implica ciertos riesgos, aunque hoy en día son mínimos gracias a los avances médicos y a las técnicas mínimamente invasivas. Entre las posibles complicaciones están las infecciones, sangrados, o problemas relacionados con la cicatrización. Sin embargo, cuando se realiza por un equipo especializado, en condiciones adecuadas, y con seguimiento postoperatorio, los beneficios superan ampliamente los riesgos. Además, los riesgos de no tratar la obesidad —como un infarto, un accidente cerebrovascular o la progresión de una diabetes— son considerablemente mayores.
8. ¿Después de la cirugía puedo volver a subir de peso?
Sí, es posible, pero no es lo común si el paciente sigue el plan integral. La cirugía metabólica modifica la forma en que el cuerpo procesa los alimentos, pero si con el tiempo el paciente vuelve a los mismos hábitos que lo llevaron a la obesidad, es probable que recupere parte del peso perdido. Por eso, el seguimiento a largo plazo, el apoyo del equipo multidisciplinario y la educación en hábitos saludables son fundamentales para lograr resultados duraderos. La cirugía ofrece una gran ventaja, pero es el compromiso del paciente lo que determina el éxito a largo plazo.
9. ¿Cuánto tiempo tarda en verse la pérdida de peso tras la cirugía?
La pérdida de peso comienza rápidamente después de la cirugía, especialmente durante los primeros seis meses. En general, los pacientes pueden perder entre el 60 % y el 80 % del exceso de peso en el primer año, aunque los tiempos varían según cada caso. Sin embargo, lo más importante no es solo cuánto peso se pierde, sino cómo mejora la composición corporal (menos grasa, más masa muscular) y cómo se controlan las enfermedades asociadas. A partir del año, el peso suele estabilizarse y es en ese momento cuando puede evaluarse, si el paciente lo desea, una cirugía reconstructiva para remover piel excedente.
10. ¿Cómo puedo comenzar un tratamiento con el Dr. Felipe Bernal?
El primer paso es agendar una consulta de valoración médica, donde realizaremos una evaluación completa: medición de composición corporal, revisión de antecedentes médicos, análisis del contexto emocional y social, y una conversación abierta sobre tus objetivos. A partir de allí, diseñamos un plan de tratamiento personalizado, que puede incluir cirugía metabólica, pero también otras opciones médicas o no quirúrgicas. El objetivo es ofrecerte una solución real, segura y adaptada a tu caso, con el acompañamiento humano y profesional que mereces. Estás dando el primer paso hacia una vida más saludable, y aquí estamos para ayudarte.